El valor
del medicamento
en la enfermedad reumática

Las enfermedades reumáticas son muy frecuentes en la población. Se han descrito cerca de 200. Son las que afectan al aparato locomotor.

ENFERMEDAD REUMÁTICA

Afecta al aparato locomotor (huesos, músculos, ligamentos y articulaciones) y su característica principal es que provoca dolor en las localizaciones citadas. Puede aparecer de forma aguda, aunque muchas de ellas son enfermedades crónicas. Se han descrito cerca de 200 enfermedades reumáticas.

Tipos de enfermedades reumáticas

Principales enfermedades

Principales tratamientos

El tratamiento de las enfermedades reumatológicas ha experimentado considerables variaciones en la última década y ha pasado de un abordaje conservador, que sólo buscaba aliviar los síntomas clínicos, a uno mucho más avanzado que está permitiendo limitar la destrucción articular y la discapacidad de los pacientes.

Son medicamentos fundamentalmente orientados a disminuir o eliminar la sensación de dolor (analgesia). Incluyen una gran cantidad de familias de fármacos que se distinguen tanto por su vía de administración como por su mecanismo de acción o su capacidad de aliviar dolores de distinta intensidad (potencia analgésica). Ello hace que dentro de los analgésicos existan algunos que se pueden adquirir incluso sin receta médica, otros que la requieren y otros que, además, necesitan de un tipo específico de receta por sus características farmacológicas (opiáceos).

Los antinflamatorios son un grupo farmacéutico muy grande que incluye distintas familias con diferentes mecanismos de acción. Si bien su uso es muy extendido y se trata de uno de los grupos farmacéuticos más antiguos, conviene prestar atención a las recomendaciones de administración realizadas por el médico, dado que no están exentos de efectos adversos potenciales. Tienen un efecto analgésico (disminuyen el dolor) al actuar sobre el proceso inflamatorio. Por este efecto su prescripción es relativamente frecuente en las enfermedades reumatológicas.

Los corticoides son una familia de los antinflamatorios, denominada esteroideos. Se les considera como una de las herramientas más potentes en el control de la inflamación y son de prescripción relativamente frecuente en pacientes con enfermedades reumatológicas inflamatorias, incluidas las de naturaleza autoinmune.

También se trata de una familia de fármacos en la que existe una gran experiencia que constata su valor terapéutico, aunque no está exento de posibles efectos adversos que pueden ser minimizados, prevenidos o evitados mediante su adecuada prescripción y seguimiento por el médico.

Este grupo de medicamentos no conforman una familia farmacológica específca sino que se agrupan por su uso en pacientes con enfermedades inflamatorias autoinmunes como la artritis psoriásica, artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico, las espondiloartritis, etc. De hecho, tienen mecanismos de acción muy diferentes e incluso algunos de ellos no son completamente conocidos.

Estos fármacos tienen por finalidad normalizar las funciones del sistema inmune que se ven alteradas en las enfermedades antes señaladas por medio de mecanismos de inmunomodulación que se ejercen sobre los procesos efectores del sistema inmune. Cada uno tiene una estrategia de administración distinta, protocolos de seguimiento e indicaciones particulares. Por esa razón su prescripción y cualquier modificación sobre su posología deben ser valoradas e indicadas por el reumatólogo.

Las terapias biológicas son un grupo de fármacos de reciente introducción en el arsenal terapéutico para el tratamiento de las enfermedades reumatológicas inflamatorias y metabólicas óseas de etiología autoinmune.

Las que se usan en enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide, la espondilitis anquilosante o la gota actúan atenuando la respuesta inmune e inflamatoria del sistema inmunológico provocando una inmunomodulación de carácter más intenso actuando sobre mecanismos tanto efectores como reguladores. Las terapias biológicas son muy eficaces y han demostrado ralentizar la progresión del daño articular e incluso inhibir su progresión, consiguiendo la remisión del proceso inflamatorio.

Las terapias biológicas representan una revolución en el tratamiento de las enfermedades reumáticas. En relación a la artritis reumatoide, han sido los primeros fármacos que han superado en eficacia al metotrexato, fármaco que es un referente en reumatología desde la década de los 80 del siglo pasado. En cuanto a las espondiloartritis o espondiloartropatías, prácticamente no se disponía de fármacos útiles a excepción de los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), que por otro lado no eran capaces de enlentecer la evolución de la enfermedad en un elevado número de pacientes. Mención aparte se merece la artritis psoriásica, donde los fármacos biológicos se han mostrado más eficaces que los tratamientos habituales como el metotrexato o la leflunomida. Aunque el coste de estos medicamentos es superior al de otros fármacos tradicionales, hay estudios que demuestran una excelente relación coste-efectividad.

Si bien el mecanismo de acción de los medicamentos biológicos puede reducir la capacidad del paciente para hacer frente a ciertas infecciones o a la detección y eliminación de células malignas, los estudios epidemiológicos han demostrado que una vigilancia estrecha consigue minimizar este riesgo y garantizar una seguridad que inclina la balanza a favor del uso de estos fármacos. Su prescripción y seguimiento debe realizarla el reumatólogo.

En estos grupos se incluyen los medicamentos antiTNF (inhibidores del factor de necrosis tumoral, por sus siglas en inglés), los inhibidores de los linfocitos T y los de las células B con receptores CD20.

En la actualidad

El reto es seguir ahondando en el conocimiento del proceso inflamatorio e inmunitario para desarrollar molecúlas que permitan avanzar en el tratamiento.

El futuro del tratamiento