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“Debe haber una apuesta de país para que España siga a la vanguardia de la investigación clínica”

Federico Plaza (Roche), Pilar Garrido (Facme), Amelia Martín Uranga (Farmaindustria), Celia Gómez (Ministerio de Sanidad) y José Luis Enríquez (Real Life Data y moderador).

Hoy no se puede concebir un sistema sanitario y de calidad sin una sólida actividad investigadora, y es la base sobre la que ha de levantarse una sociedad moderna. Esto es así porque la investigación clínica genera un círculo virtuoso que permite que los profesionales sanitarios participen de los últimos avances en la ciencia, en cooperación con colegas de otros países, y puedan aplicarlos a su labor asistencial, lo que contribuye a incrementar la calidad de la prestación sanitaria; abre nuevas oportunidades para los pacientes, especialmente relevantes en casos graves que no responden al arsenal terapéutico disponible; atraen financiación de las compañías farmacéuticas promotoras a los hospitales participantes, tanto públicos como privados, y proporcionan ahorros a los sistemas sanitarios.

España ha sabido entender el valor de la investigación biomédica en los últimos tiempos y, fruto de años de trabajo y de colaboración público-privada, sumados al compromiso de profesionales sanitarios y pacientes, se ha convertido en un referente internacional en esta materia, siendo para muchas compañías farmacéuticas el segundo país, sólo por detrás de Estados Unidos, en poner en marcha ensayos clínicos.

Así lo recordó la directora asociada de Investigación Clínica y Traslacional de Farmaindustria, Amelia Martín Uranga, el pasado miércoles en la segunda edición de la Gala Hiris de la Sanidad, en la que se dieron a conocer las conclusiones de una encuesta entre profesionales sanitarios que revela que consideran la investigación imprescindible para su actualización y desarrollo profesional y para la mejora de la calidad asistencial, pero, como aspectos negativos, destacan que les faltan tiempo y recursos.

En este sentido, Martín Uranga subrayó la necesidad de que se fomente la capacitación de los centros asistenciales (de atención primaria y hospitalaria) para la realización de ensayos clínicos, sobre todo de aquéllos que realizan poca investigación o la realizan sólo de forma esporádica, dotándoles de infraestructura y personal especializado en la gestión y ejecución de los ensayos clínicos. “Hoy, la mayor parte de la investigación clínica se concentra en dos comunidades, Madrid y Cataluña, y es el momento de trabajar en la descentralización de los ensayos clínicos, porque redundará en un beneficio para los profesionales y el sistema sanitario, pero, sobre todo, para los pacientes”, aseveró.

Coordinación con consejerías y servicios regionales de salud

Esta capacitación, dijo, debe realizarse en estrecha coordinación con las consejerías de Sanidad y los servicios de Salud de las comunidades autónomas, con gerencias comprometidas e implicadas en facilitar un ecosistema que favorezca la investigación clínica. Y no sólo eso. Martín Uranga reclamó una “apuesta de país” para lograr que España siga a la vanguardia de la investigación biomédica. “El aumento de la competitividad internacional o la digitalización exigirán más inversión en infraestructuras y recursos para garantizar que nuestro país siga en los primeros puestos en la I+D biomédica”, afirmó.

“El modelo de colaboración público-privada es una historia de éxito, como ha demostrado la pandemia por coronavirus, por lo que su fortalecimiento e impulso deben ser considerados como grandes desafíos de futuro para nuestro sistema sanitario”, añadió.

Finalmente, la portavoz de Farmaindustria recordó que, además de la destacada posición de España en investigación clínica, tenemos también un elevado nivel en investigación básica; sin embargo, “hay un déficit de traslación de conocimiento entre ambas. En este ámbito resulta fundamental el efecto tractor que grandes compañías farmacéuticas pueden realizar sobre empresas emergentes y centros públicos de investigación. Necesitamos solventar obstáculos y crear estímulos que nos permitan realizar una adecuada transferencia de tecnología y de conocimiento desde el sector público al privado”.