Humberto Arnés durante su participación en el Foro de El Español.

“España necesita sectores estratégicos para reactivar la economía y nuestra industria puede ser una de las protagonistas de la reconstrucción social y económica que requiere España en estos momentos”. El director general de Farmaindustria, Humberto Arnés, ha insistido en esta afirmación en su participación, este lunes, en el I Observatorio de la Sanidad, que celebra esta semana vía online el diario El Español, bajo el lema Las fronteras en la lucha contra el virus. Como hizo la semana pasada en el XX Encuentro de la Industria Farmacéutica Española, dentro de los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, ha resaltado en la mesa de debate El sector sanitario español tras la pandemia: situación, desafíos y lecciones aprendidas la oportunidad que tiene España en estos momentos de fomentar la investigación biomédica: “Somos el cuarto país del mundo en número de ensayos clínicos con medicamentos frente al coronavirus. Tenemos mucha fuerza en el terreno de la investigación clínica de medicamentos y podemos aprovechar los fondos europeos para atraer más inversiones a nuestro país”.

Y es que una importante lección de esta pandemia de coronavirus, ha comentado Arnés, es el valor de tener un tejido investigador biomédico público y privado, que interaccione y trabaje de forma colaborativa, y sea capaz de encontrar soluciones ante retos de carácter sanitario: “Hemos tomado conciencia de lo mucho que dependemos de la ciencia y de la investigación en medicamentos y vacunas. No hay economía sin salud, no hay salud sin fármacos y no hay fármacos sin investigación”.

El director general de Farmaindustria ha explicado que otra lección extraída de la pandemia ha sido comprobar la importancia que tiene para un país disponer de un buen sistema público de salud: “Hemos comprobado que nuestro sistema de salud debe ser reforzado porque, aunque tiene muchas fortalezas, también han sido evidentes sus debilidades”. Por ese motivo, ha propuesto incrementar en al menos un punto del PIB actual los recursos que se destinan al sistema público de salud: “Eso significa destinar al menos un 7% de nuestro PIB, es decir, aumentar en unos 12.000 millones de euros el presupuesto anual. De esta manera podremos acercarnos a lo que destinan a Sanidad los países de nuestro entorno”.

Estos recursos servirían de poco, ha subrayado, si no se utilizan de manera más eficiente, y ha recordado la eficiencia que aporta el medicamento y la necesidad, por tanto, de asegurar el acceso a la innovación. “Hace falta una mayor flexibilidad en la gestión presupuestaria de la Sanidad para que la adquisición de algunos bienes, como los medicamentos innovadores, puedan ser considerados como una inversión y no como gasto, como hacen de manera habitual las empresas”.

Ha recordado que la pandemia también ha puesto de manifiesto que España y Europa en general tienen actualmente una alta dependencia de China y de India en muchos medicamentos esenciales. “Casi todas las materias primas y un gran número de productos sanitarios se producen allí –ha explicado-. Tenemos que reindustrializar Europa y, sobre todo, España para evitar esa dependencia tan elevada. Necesitamos contar con un potente sector industrial que pueda suministrar esos medicamentos esenciales en situaciones de emergencia”.

Arnés ha vinculado todos estos aspectos como críticos para fortalecer el sistema sanitario y para explicar por qué la industria farmacéutica, que se siente parte de este sistema, es estratégica para reactivar España desde la triple perspectiva sanitaria, económica y social, y ha insistido en la disposición de la industria farmacéutica para colaborar con la Administración en la definición del marco estratégico adecuado para hacer esto realidad, en el convencimiento de que: “No hay euro mejor invertido que en salud”.