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La colaboración entre la iniciativa pública y privada, clave para el despegue de la investigación preclínica en España

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España es un país de referencia en el terreno de los ensayos clínicos con nuevos medicamentos, pero en las etapas anteriores, en la investigación básica y preclínica -que va desde el descubrimiento de la molécula hasta las pruebas en humanos- ocupa un lugar más modesto y aún tiene camino por recorrer. Para que estas investigaciones concluyan con éxito es vital fomentar la transferencia de conocimiento entre los centros de investigación que llevan a cabo estos ensayos preliminares y la iniciativa privada, capaz de asumir la financiación y los riesgos que conlleva sacar adelante esos prometedores hallazgos. Así lo resaltaron este miércoles los participantes en la mesa de debate Retos de la investigación preclínica en España, organizada por Farmaindustria en el marco del congreso BioSpain 2021, que se está celebrando estos días en Pamplona.

“Es un hecho que en España la investigación científica tiene un elevado nivel, pero hay un déficit de traslación a la industria y, consecuentemente, al mercado”, apuntó Amelia Martín Uranga, moderadora del debate y directora asociada de Investigación Clínica y Traslacional de Farmaindustria. “Debemos conseguir entre todos que esta investigación llegue a los pacientes y para eso resulta fundamental el efecto tractor que grandes compañías pueden realizar sobre empresas emergentes y centros públicos de investigación”, añadió.

Para conseguir que esta actividad científica dé sus frutos es crítico que nuestro país realice inversión pública en investigación biomédica básica, en universidades, hospitales y otros centros, y a la vez se fomente la colaboración con la iniciativa privada para dar continuidad a esos proyectos. “Por este motivó -apuntó-, la llegada de los fondos europeos para la reconstrucción podría ayudarnos a habilitar programas de financiación que permitan obtener resultados industriales del esfuerzo, calidad y diversidad de la investigación básica en nuevos medicamentos”.

Los ponentes de la mesa de debate -representantes de entidades públicas y privadas relacionadas con la investigación- expusieron cómo, desde hace años, la investigación de medicamentos se sustenta en un modelo abierto, internacional y cooperativo entre compañías farmacéuticas y la comunidad científica, las instituciones públicas y las agencias reguladoras, orientado a detectar el conocimiento allí donde se genera, ya sea en un pequeño equipo de una universidad o de un hospital o en una start-up, y tratar de aportar la experiencia, la organización y los recursos necesarios para que ninguna potencial solución terapéutica paralice su proceso de I+D por falta de medios para cubrir el largo y arriesgado camino que debe recorrer todo medicamento antes de ser aprobado.

Por este motivo, en el debate se puso de manifiesto que, con el fin de asegurar una mayor y mejor continuidad entre la investigación básica, la preclínica y clínica, “es esencial la existencia en nuestro país de un ecosistema que promueva la colaboración público-privada y se fomenten los espacios que faciliten el contacto entre la investigación básica y el sector industrial enfocados a la transferencia de conocimiento y basados en la confianza mutua”, como indicó José Manuel Bartolomé, director científico de Janssen.

Desde la industria farmacéutica, esta colaboración público-privada en el ámbito de la investigación preclínica tiene su máximo exponente en el Programa Farma-Biotech [2], una iniciativa puesta en marcha por Farmaindustria hace ahora 10 años para poner en contacto a los investigadores preclínicos procedentes de pymes biotech y de hospitales y centros públicos y privados de investigación con las compañías farmacéuticas capaces de asumir el desarrollo clínico de nuevos fármacos. En estos diez años, Farma-Biotech ha analizado 600 iniciativas, seleccionado 125 proyectos e impulsado el desarrollo de más de 40 nuevas moléculas de interés terapéutico.

Diálogo, incentivos y mejoras fiscales para avanzar

Además, los expertos de la mesa expusieron algunos de los cuellos de botella que rodean la investigación preclínica actual y que ocasionan deficiencias de los sistemas públicos de investigación españoles para llevar el resultado de sus esfuerzos desde la investigación básica hasta un punto en que sea atractivo para la industria farmacéutica. Así, Marisol Quintero, directora general de Highlight Therapeutics, señaló que la producción científica en España se ha ido consolidando con los años gracias a aspectos como la mayor movilidad y apertura de la comunidad científica, mientras que en la traslación de resultados de esas investigaciones aún resta mucho espacio de mejora, por lo que apostó por desarrollar modelos de investigación como en Estados Unidos, “donde la apuesta de inversión se realiza desde las fases de incubación y desarrollos tempranos”.

Esta inversión en I+D necesita a su vez, según Clara Campás, managing partner y cofundadora de Asabys Partners, de un entorno adecuado y predecible, ya que el desarrollo de un medicamento requiere como media 10 años e implica altos costes y riesgos, e insistió en la “necesidad de fomentar esta inversión a través de incentivos y mejoras fiscales para quien invierta a riesgo para mejorar la salud de las personas”.

Esta visión de colaboración fue compartida por los representantes de instituciones públicas. “La colaboración público-privada a la hora de capitalizar proyectos en esta área nos parece una potente herramienta que tratamos de impulsar desde la Administración pública”, destacó Andrés Ubierna, responsable del departamento de Capitalización de Empresas Tecnológicas del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), mientras que Anabel Sanz, responsable de Transferencia Tecnológica en el Centro para la Regulación Genómica (CGR), reclamó “más diálogo” entre la iniciativa pública y la privada implicada en la investigación para conseguir “una mayor estabilidad y que los proyectos no empiecen de cero cada vez que se ponen en marcha”.

En la mesa participó también el periodista Javier Granda, quien sostiene que la información sobre investigación preclínica es fundamental y debe difundirse en la prensa especializada, y reclamó que se detallara la fase en la que se encuentra la investigación “para no alentar falsas expectativas a los pacientes”.