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Las compañías farmacéuticas dedicaron el año pasado 483 millones a actividades de investigación y formación científica con organizaciones y profesionales sanitarios

 

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Por quinto año consecutivo, las compañías farmacéuticas asentadas en España y adheridas al Código de Buenas Prácticas de Farmaindustria han publicado hoy las colaboraciones en investigación y en formación médica que han llevado a cabo durante el pasado año con profesionales y organizaciones sanitarias, lo que constituye uno de los pilares esenciales de la I+D y la calidad de la prestación sanitaria en nuestro país. En total, según los datos recopilados por Farmaindustria, la industria farmacéutica que opera en España contribuyó en 2019 con 483 millones de euros a actividades colaborativas de investigación y a formación científica en nuestro país. En concreto, 115 millones de euros fueron destinados a ayudas a profesionales sanitarios para que pudieran acudir a reuniones y congresos científicos-profesionales, mientras que las organizaciones sanitarias responsables de este tipo de encuentros contaron con un apoyo de 109 millones de euros. Además, las compañías farmacéuticas invirtieron 259 millones de euros en contratos con organizaciones y profesionales sanitarios para desarrollar proyectos de investigación en el ámbito biomédico.

A la investigación y la formación se suman otros dos conceptos en la colaboración entre compañías farmacéuticas y organizaciones y profesionales sanitarios: la prestación de servicios profesionales tanto individuales como en grupo, que el año pasado alcanzaron un valor de 84 millones de euros, y las donaciones, que sólo pueden ir destinadas a organizaciones sanitarias y que ascendieron a 34 millones. Así, en total, las transferencias de valor entre industria farmacéutica y agentes del sector alcanzaron el pasado año los 601 millones de euros, una cifra muy similar a la de 2018 (597 millones).

La publicación de estos datos es consecuencia de la iniciativa de transparencia de la industria farmacéutica en Europa, incorporada en 2014 al Código de Buenas Prácticas de la Industria Farmacéutica en España, y que se materializó con la primera publicación, en junio de 2016, de los datos de actividad correspondientes a 2015. Desde entonces, en estos últimos días de junio, y como límite hasta el día 30, las compañías adheridas al Código publican en sus webs los datos correspondientes al año anterior.

Fue un paso más en el compromiso de la industria farmacéutica con la transparencia, a través de un modelo de autorregulación basado en el Código de Buenas Prácticas y la Unidad de Supervisión Deontológica que se ocupa de su cumplimiento por parte de las compañías. Así, desde hace dos décadas se hacen públicas las sanciones y mediaciones en aplicación del Código, y desde hace diez años se publican también las colaboraciones con organizaciones de pacientes.

La comunicación a la sociedad de las colaboraciones con organizaciones y profesionales sanitarios fue, por tanto, un paso coherente con esa evolución, que busca prevenir los potenciales conflictos de intereses, dar a conocer el valor de la colaboración entre compañías farmacéuticas y agentes del sistema sanitario y responder al natural interés por parte de una población cada vez más exigente en materia de transparencia. De hecho, la iniciativa de la industria en España ha sido reconocida y alentada por organizaciones públicas (como el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno) y privadas (Consejo de la Abogacía Española, Transparencia Internacional España).

Impulso de la investigación pública

Casi la mitad de estas transferencias económicas anuales (259 millones) corresponden al terreno de la investigación y hacen referencia a colaboraciones para el diseño o ejecución de estudios preclínicos, ensayos clínicos y estudios de postautorización de medicamentos. El resto de inversiones que la industria farmacéutica hace en el ámbito de la investigación y que no se incluyen en estas colaboraciones se refieren a conceptos como los contratos de investigación preclínica en los que no intervienen profesionales sanitarios o el suministro de medicación gratuita para los ensayos clínicos y su monitorización, así como otros gastos de ejecución de los ensayos clínicos. En total, la industria farmacéutica invierte en I+D en España más de 1.150 millones anuales.

Este tipo de colaboraciones son el motor del avance científico y muestran cómo el modelo de I+D en el sector farmacéutico es cada vez más abierto y colaborativo. De hecho, de esos 1.150 millones de euros que el sector destina cada año a la investigación y desarrollo, casi la mitad se invierte en contratos de investigación con hospitales, universidades y otros centros públicos y privados. De esta forma, la industria farmacéutica es el principal impulsor de la colaboración público-privada en España y dinamizador de la investigación biomédica, garantizando que los hospitales, universidades y centros públicos de investigación y los profesionales que los integran se sitúen a la vanguardia del conocimiento científico.

Un modelo que garantiza la formación continuada

Igualmente, la relación entre la industria farmacéutica y las organizaciones y profesionales sanitarios es necesaria para mejorar la esperanza y calidad de vida de los pacientes a través del avance científico. Así, los 115 millones de euros que las compañías farmacéuticas destinaron el pasado año a la formación científica y clínica de los profesionales contribuyen a que los sanitarios españoles mantengan el más alto nivel en conocimiento, especialmente importante en el campo de la salud, por el rápido avance en la investigación biomédica y los nuevos tratamientos. Las actividades científicas y los congresos y reuniones científico-profesionales son el instrumento clave para ello y la industria farmacéutica está comprometida con que sean posibles.

Por ese motivo, el sector apoyó a organizaciones sanitarias para la celebración de estas actividades con 109 millones de euros, lo que refleja el compromiso de la industria farmacéutica con las organizaciones y sociedades científicas, agentes esenciales para el modelo de I+D de medicamentos y la orientación en materia de formación, y para garantizar la independencia de estas actividades. Este intercambio valioso de conocimiento asegura al sistema sanitario que sus profesionales están al más alto nivel en conocimiento científico, lo que contribuye a hacer de nuestro sistema sanitario un polo de atracción para la investigación que promueve la industria farmacéutica y se traduce en mayores garantías de calidad para pacientes y sociedad en general, en receptores directos de la prestación sanitaria.

Experiencia de los profesionales

Por otro lado, las compañías farmacéuticas dedicaron el año pasado 84 millones de euros al pago de prestación de servicios tanto a profesionales sanitarios (72 millones) como a organizaciones sanitarias (12 millones) por labores de asesoramiento o consultoría tales como ponencias en reuniones como conferenciantes, actividades de formación, elaboración de informes, etc. De esta forma, los profesionales sanitarios aportan información muy valiosa sobre necesidades médicas no cubiertas, soluciones terapéuticas o aplicación clínica de los tratamientos, de manera que la industria aplica esta experiencia en la investigación y desarrollo de nuevos fármacos o en la mejora de los ya existentes, cuyos beneficiarios son los pacientes.

Por último, las compañías farmacéuticas hicieron donaciones y dieron subvenciones a organizaciones sanitarias que prestan servicios de asistencia sanitaria social o humanitaria por valor de 34 millones de euros. Estas donaciones son completamente desinteresadas, ya que el donante no puede solicitar contraprestación alguna, y permite que hospitales, centros y otras organizaciones sanitarias dispongan en muchos casos de material científico de última generación.