El uso del big data biomédico impulsado por el avance del proceso de digitalización y el desarrollo de disciplinas como la genómica y la proteómica han abierto la puerta a la medición de los resultados en salud de las innovaciones en el ámbito sanitario. Esta medición de resultados resulta clave para avanzar por el camino de la llamada medicina de precisión, donde los distintos tratamientos son “mucho más dirigidos y amigables para el paciente”.

Así lo ha manifestado el subdirector general de Farmaindustria, Javier Urzay, en su intervención este jueves en una mesa redonda organizada por Capital Radio con motivo del Día Mundial de la Salud, que se celebra el sábado 7 de abril. A su juicio, esta medicina del futuro, “que ya es presente”, resulta más efectiva y también más eficiente, ya que “mediante el uso del big data y las tecnologías de la información se podrá identificar muy bien qué tratamiento específico necesita cada paciente, medir mucho más finamente los resultados del tratamiento aplicado, y tomar decisiones en consecuencia”.

Pero para asegurar el acceso a esta nueva medicina resulta esencial garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario, un ámbito en el que, desde Farmaindustria, se anima a reforzar la colaboración con la Administración. Fruto de ella es el vigente Convenio que vela por un uso adecuado de los fármacos y garantiza que la factura pública no crecerá más de lo que lo hace la economía del país; en el caso de que así fuera, la industria se compromete a devolver la diferencia. Medidas como ésta, junto a la medición de resultados y los acuerdos de riesgo compartido, entre otras, permiten que los pacientes españoles estén accediendo a la innovación al nivel de los países del entorno.

De forma paralela, la colaboración entre el sector público y el privado en el ámbito de la innovación biomédica se ha convertido en una necesidad ineludible si se quieren lograr resultados científicos de calidad en el medio y largo plazo, sobre todo en un escenario en el que la investigación es cada vez más compleja y se desarrolla de forma creciente en el ámbito internacional.

En biomedicina esa colaboración entre compañías farmacéuticas con hospitales y centros de investigación públicos y privados no sólo funciona, sino que se ha convertido en la única vía para desarrollar una investigación compleja y costosa, y por eso desde Farmaindustria se defiende la apuesta por ella en el marco de políticas a largo plazo para conseguir resultados y mantener a España en el grupo de cabeza de Europa en I+D biomédica.

Urzay plantea la apuesta por la investigación en España en términos de oportunidad para el país. Así, considera que actualmente “la investigación biomédica que se lleva a cabo en España es de gran calidad”, ya que cuenta “con un potente Sistema Nacional de Salud, con profesionales sanitarios muy bien formados y a la vanguardia, con unas administraciones sanitarias concernidas y una alta implicación de la industria farmacéutica”. De hecho, las compañías farmacéuticas con actividad en España invierten cada año casi 1.100 millones de euros en I+D, de los que la mitad corresponde a programas de colaboración con centros públicos y privados.

Destacan en particular los ensayos clínicos, positivos en muchos aspectos, ya que permiten atraer recursos a los centros sanitarios, facilitan a los profesionales sanitarios estar a la vanguardia de la investigación y permiten a los pacientes un acceso temprano a nuevos tratamientos.